Corría diciembre de 2021 cuando titulé a este blog Párrafo corto. Desde entonces, sólo una vez he hecho realmente honor al nombre. Dado mi escaso tiempo, he decidido hacer un esfuerzo por repetir la jugada, aprovechando un formato común en los blogs que sin embargo no suelo explotar. Bienvenides a este picadito de lo que he estado jugando entre enero y marzo de 2025.
- El imaginario más guapo de la lista lo tiene Arctic Eggs, no sólo por lo que muestra sino por lo que sugiere. Es como si BLAME! fuese de freír huevos y eso me pone.
- Febrero fue extraordinariamente ajetreado, y agradecí tener un juego como Balatro al que acudir para echar una partida antes de dormir. Tiene esa flexibilidad de los buenos juegos, apto para un ratito de relax o para perder la cabeza buscándole los límites a sus reglas. Abocado a formar parte de mi rutina.
- ¿Qué duda cabe de que Little Hope tiene el corazón en el lugar correcto? Yo, desde luego, no necesito más pruebas que la risa descontrolada de mis amigos en el sofá de mi casa. Defraudan por ello las malas decisiones de dirección que permearon nuestras 5 horas de partida, desde un grave desbalance en el peso de los personajes hasta un desenlace a todas luces mal cocinado. Confiemos en la secuela.
- Menos mal que a mi hermano pequeño se le da bien lo de esquivar y se ha pasado por mí el 70% de los bosses de The Delicious Last Course. Me dedico a la animación 2D, así que os podéis imaginar lo que opino del juego.
- fl0w, y sobre todo Flower, son juegos fascinantemente obsesionados con la idea de representar movimiento de nuevas maneras. Que tu avatar sea la brisa me la pone dura.
- The Ghost Survivors, el DLC del remake de Resident Evil 2, es un reciclaje curioso pero casi que te lo puedes ahorrar.
- En algún momento se me cruzó un cable y me puse el Golf de la NES en el online de la SWITCH. Me pareció un poco truño, como la mayoría de deportes de esa consola. Luego me enchufé el Balloon Fight. Ese me cayó mejor. A los 15 minutos lo cerré y seguí trabajando.
- En la campaña de Halo 5: Guardians se dispara bien, pero se dispara en contextos poco interesantes. No es tan terrible como alguna gente dice, pero con seis juegos más innovadores y rotundos a sus espaldas, este se siente como un experimento fallido y desinspirado.
- Por culpa de una demo alargada como es Handshakes me he dado cuenta de que me gustan los sokoban. Y eso es peligroso.
- IFO es un juego de puzles sin texto sobre descifrar los mecanismos de una nave alienígena. Dura 1 hora y es tan interesante como suena.
- El núcleo de Monster Hunter Wilds es una maquinaria imponente que lleva criándose como el mejor de los vinos desde hace más de 20 años, que destaca desde el principio pero no resplandece del todo hasta que el juego no te libera de su intrusiva y floja campaña, un mero trámite cuyas cinemáticas bien podéis omitir para centraros en la novedad más importante: el remate de heridas, una de esas mecánicas que pueden pasar desapercibidas desde fuera pero redefinen el combate por completo una vez las entiendes.
- Monument Valley es una idea brillante que no sólo se expande y refina en Monument Valley 2 sino que se empaca con una metáfora mucho más universal y efectiva. Muy guay.
- Llevo unos meses jugando de vez en cuando a Mushihimesama y debo decir que el estilo Cave me ha resultado muchísimo más amable que el de otros matamarcianos. Más de actuar que de memorizar, sorprende lo poco que el juego exige para ser disfrutado: en todo momento tú marcas los ritmos y los desafíos. Estoy lejos del 1cc pero en 2025 no sólo quiero seguir jugando, sino acercarme sin compromiso a otras iteraciones de la fórmula. Aconsejo darle una oportunidad.
- La reinterpretación de 2002 del Resident Evil original es probablemente mi experiencia favorita de la lista. Con sus asperezas, no me imagino cómo llegar más lejos en la experiencia clásica del survival horror ni cómo hacer un juego de fondos prerrenderizados que se vea mejor. Turbocalabacín hipergaláctico.
- El remake de Resident Evil 3 es un monumento al juego de 7/10. Campaña relativamente breve, no demasiado profunda, pero divertida y contundente. El único pecado que comete es ser inferior a su predecesor; me lo he pasado teta en la piel de Jill Valentine.
- Siendo aún el original una de mis grandes espinitas clavadas, el Resident Evil 4 de 2023 ha sido uno de los mayores despliegues de buen gusto que he visto en mi vida cuando se trata de encadenar set-ups de acción tan variados como contundentes. En esta casa defendemos a Ashley Graham contra viento y marea.
- Algunos juegos se sienten como un viaje, pero en Shadow of the Erdtree esto ocurre con cada sesión. Más hiperbólicamente desquiciado que nunca, me va a costar olvidar las madrugadas que anduve pateando irresponsablemente las Tierras Sombrías.
- Stimulation Clicker es un espejo deformante que, lejos de quedarse en la parodia vacía y autocomplaciente, incita no sólo a la reflexión sino al cambio. Recomiendo llegar a los créditos; puede que sea el dolor de cabeza más productivo de vuestro año.
- Thirty Flights of Loving y Gravity Bone pertenecen a una época no tan lejana que sin embargo parece de otro milenio. Ninguno se me antoja demasiado potente, la verdad, pero son el tipo de experimento que los videojuegos necesitaban en esos años para encontrar nuevas fronteras que explorar. Así que bien.
¡Y ya está! Dice mi Backloggd que la próxima vez hablaremos de, como poco, Death Stranding, Prince of Persia: The Lost Crown, Resident Evil 5 y Silent Hill 4: The Room. Esperadlo con... relativas ganas.