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AKEBI-CHAN #07 y el PLANO FRONTAL

Muy buenas. Originalmente quería hacer un post hablando sobre los episodios de anime que más me habían llamado la atención este 2022... pero claro, es que revisitándolos y tomando notas empiezas a apuntar cosas que quieres decir y... se te va un poco de las manos... y, al final, en vez de una entrada, haces cinco. Cosas que pasan. Así que voy empezando porque si no, os morís de viejos.

¿Os suena el nombre de Moaang?

Es un animador webgen coreano que, como la mayoría, empezó haciendo el cafre por vimeo con animaciones fan de timing mejorable pero muy curradas y terminó haciendo aún más el cafre en Black Clover, rompiéndole la anatomía a Asta porque mola, sacándosela en Yama no Susumeparticipando en el musical más guapo de los últimos... muchos años.

Creo que la primera vez que fui plenamente consciente de su existencia fue cuando participó en este corte burrísimo de Babylonia, para poco después encargarse de la dirección de animación de uno de mis episodios favoritos de Hakumei no Tsubasa. Desde entonces ha hecho un poco de todo, y todo bueno. Diseño de personajes y sakkan de uno de los mejores vídeos musicales de la historia del animeapariciones random en todos los estrenos tochos de temporadas recientes, e incluso dirección de animación para los openings de Jujustu Kaisen.

Y, al fin, ha tenido la oportunidad de debutar no como animador, sino como director de episodio y storyboarder, en el que fue, probablemente, el mejor episodio de los 12 que componen Akebi-chan no Sailor-fuku.

Es un capítulo particularmente ambiental en una serie que de por sí ya pone mucho el foco en cómo los personajes existen en su entorno. Por supuesto, ayuda poder contar con animadores como Kerorira o Myoun, que ya habían trabajado con Moaang en otras producciones. Y que el tipo, al ser animador, esté menos obsesionado que el resto de directores de la serie en detallarle las arrugas de la falda a Akebi. Pero también resulta que ha sido más que capaz de dibujar un storyboard perfectamente adaptado a las posibilidades de la serie.

Por ejemplo, no es casual que el instituto en el que sucede la obra cuente con tantas líneas horizontales en paredes y ventanas. Este tipo de líneas, especialmente cuando las cruzas con unas cuantas verticales, contribuyen a crear ambientes serenos y calmados. El costumbrismo nipón lleva abusando de este recurso desde que Yasujiro Ozu decidió que era buena idea inspirar a la mitad de creadores de su país, aunque su característico estilo no se habría podido desarrollar si no fuese por la propia arquitectura que predominaba en el Japón de la primera mitad del S.XX. También hay cierta obsesión con los reencuadres a través de puertas o ventanas porque no solo guían la mirada sino que construyen mucha profundidad al establecer dos espacios claramente diferenciados. Incluso cuando no hay que enfocar a ningún personaje: ¡tú pon una ventana, que queda bien!

El séptimo episodio de Akebi-chan bebe de esta herencia y aprovecha hasta los dibujos en la pizarra para crear el mundo de estabilidad donde se desenvuelven los personajes. Incluso dedica tiempo a construir algunos espacios a los que volver una, y otra, y otra vez en el mismo plano atestado de líneas. Y si funciona tan bien es porque Moaang no tiene ningún miedo a clavar la cámara en frontales y perfiles perfectos, como vemos en el encuadre recurrente de la habitación de Hebimori y su equivalente rotado exactamente 90º.

Cuando estudias perspectiva, una de las primeras cosas que aprendes es que una buena manera de darle profundidad al fondo es poniendo en evidencia las líneas que fugan hacia el interior de la imagen. Es por ello que la mayoría de directores optan por angular la cámara para obtener formas volumétricas y no arriesgarse a que un personaje sobre un fondo sin fuga resulte en un encuadre plano (todo esto pensando en espacios cerrados y no en interminables carreteras con hileras de farolas, claro). Puede que por la herencia del propio Ozu, sin embargo, es habitual encontrar a directoras como Naoko Yamada saltándose este principio y buscando otras maneras de conseguir profundidad, ya sea mediante la colocación de objetos entre la cámara y el personaje (y más allá del personaje), el uso de la luz o el empleo de desenfoques.

Al menos en el capítulo que nos ocupa, Moaang se adscribe a esta escuela de pensamiento. Tanto parecen gustarle los frontales que vuelve a ellos incluso en las conversaciones. Donde muchos creadores prefieren un descriptivo 3/4, este director elige el plano-contraplano de frontales como si esto fuese una peli de Wes Anderson. Es un recurso muy interesante que debería normalizarse. Cuanto más expone un personaje el pecho a la cámara, más se abre al espectador, lo que permite construir diálogos extremadamente genuinos y emocionalmente contundentes. Incluso cuando trabaja con escorzos, Moaang fuerza la perspectiva para acercar los personajes a lo que serían estos frontales. Además, suele combinarlo con planos muy cerrados que no dejan aire en el plano, lo que recorta mucho la distancia emocional a la que se comunican los personajes.

Este plano solo está aquí porque tiene un equilibrio bonito

Analicemos el diálogo que sucede al final de la mitad A del episodio. Comienza con un plano general (1) que coloca a las protagonistas entre un gimnasio que ocupa unos dos tercios del plano y un área sin aire ni luz. Lejos de crear una atmósfera opresiva, lo que consigue este encuadre es construir un espacio íntimo para que los dos personajes tengan su conversación. Las dos chicas están sentadas en las escaleras del exterior del edificio, mirando en la misma dirección.

A lo largo del intercambio, las estudiantes irán modificando su posición y miradas sin moverse del sitio, a veces más centradas en ellas mismas y otras en su interlocutora. Es un acercamiento bastante naturalista a una conversación. En nuestro día a día no siempre miramos a los ojos de la persona con la que estamos hablando, pero por algún motivo es raro que en animación un personaje tenga una actividad complementaria al diálogo a no ser que se quiera poner de manifiesto un cierto pasotismo. Y no es la única vez que el capítulo trabaja con el movimiento o el espacio para entregar acercamientos realistas a la comunicación.

Akebi comienza su frase en plano frontal (2), con la cabeza ligeramente en 3/4 pero sin llegar a establecer contacto visual con Mai. Pasa por una segunda posición (3) en la que habla hacia la cámara, y después interpela a su compañera mirando fuera de plano hacia su izquierda con toda la cabeza (4). El contraplano clava a Mai en el tercio contrario (5), en una posición relajada que apunta a Akebi con los ojos pero sin forzar el cuello, y que contrasta los niveles de energía de cada personaje.

Tras una segunda intervención del personaje que da título a la obra (6), esta se levanta. Mediante un action cut, pasamos a un plano general (7) donde los personajes siguen interactuando mientras Akebi hace sus gilipolleces de mono hiperactivo y contorsiona todo su cuerpo (8).

Aquí ocurre un corte muy interesante: la cámara rota casi 90º grados para volver a enfocar frontalmente el torso y la cara de la protagonista (9) (como hacíamos con la habitación de Hebimori, ¿recordáis?). El contraplano de Mai (10) es, efectivamente, complementario al de Akebi. Estas recolocaciones de la cámara basadas en ángulos tan rectos crean una especie de cuadrado mental muy interesante que contribuye a la sensación de estabilidad de la que hablaba hace unos párrafos cuando mencionaba a Ozu y sus líneas horizontales. Es una idea de la perpendicularidad que se repite en muchos planos del capítulo, incluido este de las piernas de Akebi y Hebimori o en este otro bajo el piano donde se mezcla con la dirección de las miradas para crear unas fuerzas muy interesantes.

Cuando Akebi vuelve a sentarse y regresamos al frontal anterior, la protagonista cambia de tema al conflicto central del episodio. Así, la evolución del lenguaje corporal de los personajes y el tipo de plano permite seccionar el discurso que emiten para que el espectador organice mejor esta información en su cabeza. Y. después de un par de reacciones y respuestas de la protagonista...

¡...chim-pún! Volvemos al plano general del principio de la escena para cerrar la secuencia por narrativa circular y transición sonora al eye-catch de mitad de capítulo, preparados para que al regreso de la publicidad Hebimori, de quien han estado hablando, continúe su arco.

No es la única conversación del episodio que se desarrolla mediante frontales. El primer encuentro de Akebi y Hebimori, sin ir más lejos, es así e incluso se aprovecha del lenguaje del episodio para conseguir un efecto cuando lo rompen. Y tampoco es la única sorpresa que esconde el episodio. La obsesión enfermiza de Myoun por darle profundidad en Z al más normal de los andares, la secuencia del piano, este fantástico corte de acting que tristemente no sabemos a quién corresponde o las ilustraciones animadas y pasadas por AfterEffects del final del capítulo (por supuesto, más planos frontales para el clímax del episodio). Por cierto, si os gusta este recurso, Vivy mola mucho. Vivy está un poco rota, pero Vivy mola mucho.

Pero bueno, que me voy por las ramas. Akebi-chan es una de las series de mayor contundencia productiva que hemos tenido en años. No termino de resonar con el tono de todos los episodios, excesivamente edulcorado para mi gusto, pero en el séptimo capítulo Moaang supo juntar todo lo que me gusta de la serie en unos 21 minutos que probablemente fuesen lo mejor de su temporada. Así que me muero de ganas por la próxima vez que este individuo disponga de libertad creativa plena.

Nos vemos lo antes posible para la segunda parte de estas entradas especiales, donde hablaré del que puede ser el mejor episodio de toda Mob Psycho 100.

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Hala, fin de la primera parte. No sé cuándo va a llegar la segunda. Probablemente quede un poco porque estos días voy a estar hasta arriba de trabajo (de hecho. he querido dejar esto terminado ya para que no se me junte con las obligaciones).

Pero bueno, me he quedado muy a gusto. Me gusta hablar de lenguaje audiovisual a un nivel tan analítico. Lo haré más en el futuro cercano. Probablemente.


Palabras clave: Akebi's Sailor Uniform

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