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Primeras impresiones de VERANO 2023 - [Parte 1]

Por supuesto, llego tarde a la fiesta. Pero es que me he pasado julio dando vueltas por Japón, así que se me perdona, ¿no? A partir de ahora podréis disfrutar de mi reescrita personalidad: la de alguien que cada vez que se cruza con un anime se pregunta "¿Dónde se ambienta esto? Que a lo mejor he estado". Como si haber pasado un día en cada sitio me diese de pronto un entendimiento profundo del tejido social del país o algo. En fin, ¡al lío!


Suki na Ko ga Megane wo Wasureta

No sé muy bien cuándo las comedias románticas japonesas decidieron que a partir de entonces sólo se iban a manifestar como series donde un protagonista patata interactúa diariamente con una chica más caracterizado por el gimmick de turno que por ser un personaje. ¿Puede que con Komi-san? Independientemente de este discutible dato histórico, debo reconocer que lo último que esperaba era que la nueva adaptación en gozar de popularidad corriese a cargo de los psicópatas de GoHands, que tras unas movidas legales bastante impresionantes relacionadas con la cancelada adaptación de Tokyo Babylon, vuelven a la carga.

SukiMega, o como poco la mitad A de su primer episodio, puede ser la apuesta televisiva más contundente en la historia del estudio. A cada nuevo plano te sorprenden con una idea más ambiciosa que la anterior: travellings en ojo de pez, movimientos de cámara que se recorren un aula entera en la que la perspectiva de los personajes va cambiando... Son ideas tan irrealizables en animación tradicional y buscan ejecutarlas a tanto nivel que lo que termina ocupando el primer plano son las imperfecciones: volúmenes que se pierden, extremidades fuera de perspectiva, integración cuestionable de fotografías como parte de fondos...

Pero si algo le tengo que reconocer a esta nueva GoHands es el valor de intentarlo. Llevan más de 10 años apostando por este estilo visual y parece que el nuevo equipo que los gestiona no ha abandonado la máxima de seguir probando cosas nuevas. Si no fuese por un estudio tan obsesionado con la imagen sobrecargada, estaría viendo la comedia romántica más aburrida imaginable. Gracias a ellos estoy viendo la comedia romántica más aburrida imaginable pero el pelo de la protagonista se mueve incluso cuando no tiene sentido físico que lo haga.


Watashi no Shiawase na Kekkon

El drama de época que ha conquistado con su arranque los corazones de... ¿una o dos personas...? Bueno, pues es exactamente lo que esperarías de una serie del estilo. Protagonista Yamato Nadeshiko de la vida a la que le llevan haciendo bullying desde pequeñita termina comprometida con un señor andrógino un poco borde al que le perdonamos todo porque está bueno y le ha dado un sentido a la vida de nuestra heroína.

Me suele escamar la presentación de estas series, incluso cuando demuestran tener cabeza a la hora de desarrollar sus temas. Es casi inevitable que los primeros compases presenten de manera deseable la vida bajo el yugo de una sociedad extremadamente patriarcal, y que romanticen la estética de la era Meiji en general.

En este anime en concreto, los naipes del castillo están lo suficientemente bien puestos como para dejarte llevar: la animación es escasa pero los dibujos están corregidos, el storyboard está poco inspirado de normal pero para las escenas importantes se saca recursos interesantes y sabe tomarse su tiempo para que entiendas a los personajes. Pero aún no ha demostrado la originalidad para ser memorable ni el valor de cuestionar los estándares de un género que fricciona ruidosamente con el año 2023.


SYNDUALITY Noir

Pasa menos de un minuto de capítulo antes de que el protagonista de SYNDUALITY (cuya única característica es ser un chaval majo) encuentre a la chica robot inconsciente de turno. Parece que la serie se hubiera propuesto construirse con los personajes y situaciones más genéricos posibles hasta el punto de pasar inevitablemente desapercibida en contraste con otras obras más llamativas. Y, sin embargo, son arquetipos puestos juntos con mucho más gusto del que cabría esperar.

Siento que entre los fans de la animación no hemos empezado a hablar de Yuusuke Yamamoto como director hasta Yama no Susume (o quizás soy demasiado joven como para recordar a la gente citando su nombre cada vez que se referían a Welcome to the NHK!), pero es un tío con décadas de carrera que ha trabajado en toneladas de series de Sunrise, que cita Dunbine como uno de sus animes favoritos y que ya dirigió Aquarion Evol en su día. En realidad, tiene sentido que este amasijo de ciencia ficción dosmilera tenga una dirección tan clara y coherente en cada uno de sus apartados cuando se lo encargas a un tío así (dejando de lado los extraños y frecuentes fundidos a negro que voy a atribuir a la emisión televisiva para no pensar mal de quienquiera que haya montado esto).

Como conjunto, es una serie poco notable, que sólo recomendaría a fans acérrimos del género o a aquellos empeñados en seguirle la pista al TPS de mechas que se supone tiene que promocionar esta serie. Pero en realidad es un arranque bastante sólido para una serie de poco presupuesto, con un elenco de personajes grande y querible, escenas de acción bien resueltas gracias al poder de las texturas reguleras y más trabajo de set design del que cabría esperar. Ya veremos si logra construir algo interesante a medida que avance o si la producción se hunde y pierde a su público.


Jidou Hanbaiki ni Umarekawatta Ore wa Meikyuu wo Samayou

Hace unos años dedicaba energía mental a pensar en cómo el isekai se había redefinido a lo largo de la década, a cómo cada subgénero en alza respondía a unos sentimientos concretos y a qué depararía el futuro; cuándo acabaría la moda. A estas alturas, me limito a mirar en estado de fascinación las fronteras del absurdo que sigue transgrediendo, año a año, novela a novela, adaptación a adaptación. Que una serie donde el protagonista se reencarna como máquina expendedora no nos sorprenda es síntoma de agotamiento, pero aquí nadie parece querer parar.

No puedo culpar a nadie por estar ignorando esta serie. Lo primero que pensé cuando vi la premisa fue "¿Cómo cojones desarrollas esto en forma de serie?". Las respuestas son las más evidentes y tristes posibles: dotando al protagonista de estadísticas y habilidades que ir mejorando (porque la progresión en plan videojuego es más importante que ninguna emoción genuina o siquiera que la referencia a situaciones verdaderamente cotidianas en este puto género), y rodeándole de personajes femeninos que llevan el peso de la trama y transportan su metálico cuerpo de un lado a otro.

Al final, se trata de extraer emociones profundamente deseables de una vida completamente esperpéntica pero retorcidamente apacible. El primer episodio cierra con una reflexión sobre cómo la existencia de una máquina expendedora rodeada de gente que te aprecia por tus productos en un pueblecito medieval no está tan mal. Que el día a día suponga tanto sufrimiento como para tener que plantear este tipo de fantasías tan bizarras es... un pensamiento agotador.


Undead Girl Murder Farce

Desde 2019 llevaba Shinichi Omata atrapado en el Kaguyahell. Esto no significa que Kaguya sea una mala serie (al contrario: es la hostia y en gran medida lo es gracias a su director), pero ya apetecía que hiciese algo diferente. Y la adaptación de un novela de misterio sobrenatural ambientada en un Meiji alternativo donde la purga de oni forma parte de la occidentalización es todo lo que habría deseado.

El nuevo proyecto de Lapin Track es el ideal de una serie de medio presupuesto, con recursos claramente limitados pero toda la gracia del mundo a la hora de probar recursos visuales locos que lo compensan y sin escaparse de alguna situación con tufillo a serie B, llevada, no obstante, con tanto gusto que lejos de molestar te termina haciendo sonreír. En su humildad, ha lanzado las suficientes ideas interesantes e idiosincrásicas en un sólo episodio como para situarse, sin abandonar el entorno del nicho, entre lo más atractivo de la temporada. Es decir, ¿qué otro anime de este año tiene como uno de sus protagonista una cabeza encerrada en una jaula para pájaros?


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Palabras clave: The Girl I Like Forgot Her Glasses, Koume Fujichika, Susumu Kodou, Yokomine Katsumasa, My Happy Marriage, Kinema Citrus, Kubota Takehiro, Oonishi Takahito, Agitogi Akumi, Tsukioka Tsukiho, 8-bit, Kamoshida Hajime, neco, Aoshima Takashi, Reborn as a Vending Machine, I Now Wander the Dungeon, Studio Gokumi, AXsiZ, Hiru Kuma, Katou Itsuwa, Yuuki Hagure, Akitaya Noriaki, Takahashi Tatsuya, Mamoru Hatakeyama, Aosaki Yuugo, Takagi Noboru, Iwamoto Zerogo

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