Esto de tener que hacer una introducción original cada tres meses para una sección que repite formato se está empezando a hacer cansino. ¿Qué tal si esta vez me lo perdonáis? Hay tantas cosas buenas de las que hablar, que aburriros con preámbulos se siente un desperdicio.
Kidou Senshi Gundam: Suisei no Majo
Si me preguntasen qué clase de serie me gustaría para la nueva entrada de Gundam, una reinterpretación moe de Shoujo Kakumei Utena no habría sido mi primera respuesta. Sin embargo, tras ver el episodio un par de veces, me he subido al carro mucho más que con el prólogo de hace unos meses. Witch of Mercury es lo que esperarías de una producción gorda: un mundo cuidadosamente recreado, unos dibujos perfectamente corregidos y un guion revisado para ser lo más narrativamente económico posible.
En la actualidad no se produce mucho buen anime de ciencia ficción, así que es normal, e incluso recomendable, dejarse encandilar por la ambiciosa propuesta de Sunrise. Puede que un cúmulo de tropos yuri no sea lo que gente como yo esperaba cuando se anunció que Suisei no Majo sería la primera serie de Gundam con una protagonista femenina, pero, de momento, tomaré lo que me ofrecen.
Koukyuu no Karasu
La intriga palaciega de la temporada se presenta más como un drama de misterios relativamente autoconclusivos que como el thriller que algunos esperaban en las previas de temporada. No tengo ningún problema con esto, pero sí me decepciona un poco que la serie reniegue de toda solemnidad para vender arquetipos anime como el ikemen de moral rígida o la chica que se emociona cada vez que ve comida, los cuales no terminan de encajar en el mundo de la obra.
El único diseño que brilla como se merece es el de la Cortesana Cuervo, siendo el resto de personajes bastante poco agradables a la vista. En general, le falta músculo técnico para presentar con la confianza que debería su propuesta. No obstante, cuando lo pienso, ha colocado suficientes piezas sobre el tablero como para querer darle uno o dos episodios de margen. Hay potencial, pero ya veremos si lo explota.
Akiba Maid Sensou
A priori, los maid café y las películas de yakuza no tienen absolutamente nada que ver. Pertenecen a mundos completamente distintos. Y, sin embargo, en P.A. Works han descubierto algo fascinante: son conceptos sorprendentemente compatibles. Los 90s vieron cambios enormes en la cultura japonesa. Tras la explosión de la burbuja inmobiliaria, la manera en la que se entendían la intimidad dio un pronunciado giro del disfrute colectivo y la cultura del nakama al sálvese quien pueda del neoliberalismo más individualista. Los maid café tuvieron que adaptarse a esta nueva realidad que se infiere en los diálogos de la serie, y nacieron nuevas corrientes de entretenimiento como el iyashikei. A su vez, el cine de yakuza estaba resurgiendo gracias a películas de bajo presupuesto directas a vídeo que contenían una gran cantidad de violencia y sexo: había llegado la era del Gokudou, y Takashi Miike sería su adalid. Luego estaba por ahí Takeshi Kitano haciendo mierda melancólica y... no sé, mirad Hana-bi, que es estupenda.
El caso es que ambos conceptos compartían momento, lugar y, de una manera un tanto retorcida, sensibilidades. Y Akiba Maid Sensou ha logrado cohesionarlo a la perfección echándole huevos y tirando de alguna sensibilidad moe más contemporánea (puede incluso que demasiado para una obra que da tanto peso a su situación temporal, pero no molesta). Sinceramente, es brillante. Uno de esos elevator pitch perfectos que nacen de un milagro, como mezclar paintball, calamares y moda callejera para crear Splatoon. Además, la serie aplica este principio a todo: el propio café de las protagonistas, tematizado como una pocilga de cerditos, es una genialidad del marketing que se refleja hasta en los lacitos del uniforme. Por supuesto, es una serie irregular, con sus más y sus menos, con sus dificultades para ejecutar a la perfección todo lo que propone. Pero la idea es tan buena, exhuma tanto carisma, que sería un crimen no seguirle la pista para ver qué más tiene que ofrecer.
Uchi no Shishou wa Shippo ga Nai!
Los cambios rápidos han sido una parte fundamental de la historia de Japón en el último siglo y medio. Nuestra perspectiva nos remite principalmente a las cuatro décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo antes ya hubo un período muy convulso entre la era Meiji, con un torrente de cultura occidental moderna entrando sin control en el país y convirtiéndose en la nueva moda, especialmente entre las clases altas (piratead Rurouni Kenshin). Taishou es un marco con sentido para contar una historia sobre la conexión decadente de un pueblo con su folclore, donde una joven tanuki decide volverse rakugoka con tal de seguir engañando a la gente, esta vez a través del arte escénico. Esto querrá realizarlo bajo la supervisión de una kitsune que ha visto todos estos cambios ocurrir y tiene su visión particular del mundo.
ShippoNa queda hasta cierto punto ahogada por el densísimo alud de la temporada, pero es lo suficientemente aceptable en escritura y animación como para que su subtexto brille sobre el de otras series. Si acaso, lamento que se haya perdido el estilo hiperexpresivo del manga, aunque debo reconocerle al director de la adaptación una veterana resolución a la hora de saber qué puede y qué no puede permitirse hacer: el complicado arte de conseguir que tu serie se vea no-mal todo el rato.
Do It Yourself!!
La estratosférica calidad de Do It Yourself!! resulta autoexplicativa cuando ves un solo plano en movimiento. Su premisa ambientada en un club de bricolaje es una burda excusa para presumir del primer episodio mejor animado de todo el año: un festín de acting naturalista, una ración inagotable de simplificaciones más que perfectas y un pozo sin fondo de herramientas hermosamente dibujadas en 2D, sin desviarse un solo grado en la perspectiva o perder un milímetro cúbico de volumen.
Yuusuke Matsuo se ha superado, aterrizando en una serie que le permite salirse del molde mucho más que Yama no Susume y explorar el potencial expresivo de sus diseños a un nivel con el que Cinderella Girls no puede soñar. 24 minutos de porno duro para animadores.
Y, para terminar con algo especial, ¡una de regalo!
Berserk: Ougon Jidai-hen - MEMORIAL EDITION
Berserk es una obra icónica y atemporal como pocas. Revisitarla es el tipo de experiencia en el que ni siquiera te cuestionas lo que ves, porque, como un texto religioso, es así y punto. Guts, Griffith, Casca, la Banda del Halcón. El Eclipse. No hay vuelta de hoja. Reeditar las películas de Studio 4° en formato televisivo no es un proyecto particularmente ambicioso, pero sí especialmente relevante tras el fallecimiento de Miura y el regreso del manga a su publicación. Siempre he defendido la versión de los 90s como la edición superior, pero puede que el tono épico de esta trilogía sea lo que necesitamos para recordar qué lugar ocupa Berserk en la historia del manganime y de la cultura japonesa en general.
Más allá de los memes de interminables ejércitos CGI, son cintas que utilizaban el 3D para trabajar la cámara de una manera sumamente interesante, más habitual de encontrar en imagen real que en animación. Planeo seguir este nuevo corte semana a semana, no por su significado sino por el puro placer de volver a presenciar una historia tan acojonante.
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Palabras clave: Mobile Suit Gundam, Yoshiyuki Tomino, Hiroshi Kobayashi, Ichirou Okouchi, Raven of the Inner Palace, Bandai Namco Pictures, Shirakawa Koukou, Chizuru Miyawaki, Satomi Ooshima, Akiba Maid War, Souichi Masui, Yoshihiro Shiki, My Master Has No Tail, LIDENFILMS, TNSK, Hideyo Yamamoto, Machida Touko, PINE JAM, Kazuhiro Yoneda, Kazuyuki Fudeyasu, The Golden Age Arc, Kentarou Miura, Yuuta Sano